Artista homenaje

Curaduría: Francisco Medail

Cuando pisó el continente americano por primera vez, en los albores de 1926, Anatole Saderman acababa de cumplir veintidós años y traía consigo una valija de ropa, tres dólares y una pequeña cámara fotográfica que aún no sabía del todo manejar. Poco podría imaginarse ese joven ruso que aquel objeto, sugerido por su profesor de dibujo para que le envíe algunas imágenes desde la distancia, se convertiría en su principal herramienta de vida. Menos aún que haría de esa práctica un oficio, que durante cuarenta y cuatro años pasaría sus días entre cámaras, telones y cuartos oscuros ni que su nombre quedaría asociado en la historia del arte local como referencia del retrato fotográfico.

 

Esa movilidad social que tanto caracterizó a la Argentina del siglo XX le permitió a Saderman fundar su propio estudio fotográfico, no sin antes pasar por experiencias de formación y trabajo en Montevideo, Asunción y Formosa. Entre 1930 y 1974, con tres sedes distintas y un paréntesis de dos años en el que junto a su mujer viajaron a Italia, Saderman dedicó su vida a perfeccionar el arte del retrato. Construyó un estilo, creó una gramática propia. Su interés escapaba a las demandas más comerciales del género, se corría de la pose y los estereotipos, buscaba algo más profundo. Eso lo llevó a vincularse con otros ámbitos artísticos, como bien lo afirmó en sus últimos años: “si yo ofrecía mi estudio a los pintores era porque sabía que ellos no me exigirían el retrato bonito, sino que serían capaces de soportarse sin máscara”. 

 

  

 

Fotografió cientos de artistas, se llegó a afirmar que aquel pintor no retratado por Saderman carecía de rostro. Sin embargo, hizo del retrato psicológico su metier no solo en seres humanos. Cuando en 1935 la botánica Ilse von Rentzell lo convocó para ilustrar su libro Maravillas de nuestras plantas indígenas, Saderman llevó las flores y ramas a su estudio y las fotografió del mismo modo en que retrataba a las personas. Ese uso de la luz y del fondo neutro que resaltaba los contornos transformaron aquellas plantas nativas en una declaración de modernidad.

Tan propio era su estilo, tan simple a la vez. Así lo comprueba su decálogo para el retrato, donde sostenía que una ventana puede ser una excelente fuente de luz, o que para iluminar un rostro no hace falta usar más de un reflector. Allí también afirmaba que no se puede ser indiferente frente al retratado, que el oficio requiere perder el miedo, pero que nunca se debe perder la emoción. Que un retrato sin emoción no es un retrato sino una foto: una foto en un millón.

 

Anatole Saderman copia

Anatole Saderman nació en Moscú en 1904. En 1918, la familia emigró y se estableció en Berlín donde Anatole estudió filología eslava, historia del arte y dibujo. Presionados por la crisis económica, abandonaron Europa con destino a América del Sur. Al embarcarse, el padre le regaló su primera cámara fotográfica. En 1926 Anatole se instaló en Montevideo, donde conoció a Nicolás Yarovoff, un fotógrafo ruso que se convirtió en su maestro. A los pocos años se reunió con su familia en Asunción donde abrió su primer estudio: Foto Electra.

En 1932 se radicó definitivamente en Buenos Aires. En 1934 abrió su estudio de la calle Callao. Ilustró Maravillas de nuestras plantas indígenas y realizó su primera muestra individual en Amigos del Arte. Se vinculó a los artistas e intelectuales locales y afirmó su orientación hacia el retrato. En 1937 participó del salón internacional del Foto Club Argentino y un año más tarde presentó la exposición "Retratos de Plásticos Argentinos" en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes.

Fue socio fundador de la Asociación de Fotógrafos Profesionales y formó parte del Foto Club Argentino y del Foto Club Buenos Aires. En los años 50 participó de la Carpeta de los Diez.

En 1960 el Fondo Nacional de las Artes incorporó a su colección unos 300 retratos de artistas argentinos realizados por Saderman y en 1961 realizó su primera exposición retrospectiva. Se trasladó a Roma por dos años, donde fotografió paisajes urbanos. Incorporó la cámara de 35 mm y expuso sus retratos de artistas plásticos e intelectuales italianos en la Galería La Nuova Pesa de esa ciudad.

En 1966 reabrió su estudio en Buenos Aires en la calle San Martín. Realizó varias exposiciones en el país y participó del International Salon of Photography en Singapur. En 1974 se radicó en Santiago del Estero y publicó el libro Retratos y Autorretratos. En los años 80 expuso en Barcelona y Valencia. Fue nombrado "Miembro de Honor" del Foto Club Buenos Aires y recibió de la Fundación Konex el "Diploma al mérito" en fotografía. Falleció en Buenos Aires en noviembre de 1993, pocos meses antes de cumplir los 90 años.

Francisco-Medail---ph-Clara-Nerone

 

Francisco Medail (Entre Ríos, 1991) es artista y curador especializado en fotografía. Licenciado en Gestión Cultural (UNDAV) y candidato a magíster en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano (UNSAM). Ha realizado exhibiciones individuales en museos y galerías de Argentina y residencias artísticas en París (Cité Internationale des Arts, 2018) y Sao Paulo (Fonte, 2018). Su obra forma parte de colecciones públicas y privadas, entre ellas el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo Provincial Emilio Caraffa, la Fundación Larivière y el Getty Research Institute. Entre 2015 y 2020 fue director artístico de la feria de arte Pinta BAphoto. Actualmente dirige Pretéritos Imperfectos, colección de libros teóricos sobre fotografía argentina y se desempeña como curador en el Centro Cultural Kirchner. Vive y trabaja en Buenos Aires, su obra es representada por la galería Rolf Art.