Videoproject

TERRA INCÓGNITA

Artistas Exhibidos
Ishmael Randall Weeks
Leticia Obeid
Mauro Guzmán

Curador: Rodrigo Alonso

En la antigüedad, la frase terra incógnita daba nombre a las amplias regiones del planeta que los cartógrafos eran incapaces de describir. El desconocimiento de lo que allí existía o sucedía no generaba, sin embargo, la imagen de un vacío, sino más bien todo lo contrario: promovía el desarrollo de los más variados mitos y fantasías, dejaba el campo abierto a la ficción. Aquellas tierras no eran indiferentes. Eran terrenos habitados por la extrañeza, espacios insistentemente imaginados, fuera de la realidad y de la lógica, en los cuales todo podía suceder.
Los videos que componen esta pequeña selección abordan territorios ficcionalizados de diferentes maneras. En algún caso, esto sucede por la decisión voluntaria de construir un lugar poblado por seres insólitos, raros, queer. En otro, es el trastorno de cierta sensatez de los acontecimientos, del desarrollo normal de las cosas que suceden en este mundo, el que nos invita a pensar en alguna razón oculta – o en la sinrazón más absoluta – como parámetro de comprensión de la realidad. Finalmente, la mirada detenida sobre el depósito de un museo pareciera despertar a los fantasmas latentes en él, forjando el clima propicio para la manifestación de un aura o de una resurrección.
La Guzmania y el reino de los huevos quiméricos mutantes (2017) es un episodio de una suerte de saga que comenzó con un hallazgo fortuito: cuando el artista Mauro Guzmán se encontró con una planta hermafrodita americana cuyo nombre involucra una derivación de su apellido.

Desde entonces, Guzmania – un ser ambivalente entre lo masculino y lo femenino – pasó a protagonizar una serie de cortometrajes bizarros, entre misteriosos, eróticos y gore, situados en extravagantes escenografías.

Un extraño universo en el cual se ensayan y trastocan comportamientos interpersonales, cuerpos y categorías genéricas, en rituales que son al mismo tiempo experimentales y desestabilizantes.
Quizás no exista un reino más vinculado a la estabilidad que aquél en el cual todo ocupa un lugar preciso y determinado científicamente. Sin embargo, en El taller de la resurrección (2017), Leticia Obeid logra conmover la inmovilidad de las certezas y las definiciones, a través de un viaje emotivo al corazón del depósito de un museo y a la minuciosa labor de quienes trabajan en él. El video dialoga con una pieza musical lírica que incluye textos del poeta italiano Erri de Lucca y del Antiguo Testamento. Esto despega a las imágenes del mero registro documental y las proyecta como una reflexión sobre la preservación de los objetos y la construcción del saber.
Ishmael Randall Weeks, recurre a espacios más bien anodinos y a unos eventos acaso insólitos en la construcción de sus breves videos. Su eje gira en torno de lo desechable, lo intrascendente, lo inútil. A veces es un acontecimiento registrado lo que parece inútil; otras, lo es su resultado; otras, lo es el esfuerzo invertido en llevarlo a cabo. En todo caso, cada uno constituye un acto singular, sobre el cual, el artista solicita nuestra atención. Los entornos suelen ser bastante elocuentes. Volquete (2011) y Pucusana [After C. Smith] (2011) recuerdan a las estrategias del land-art para modificar el paisaje. Aplanadora (2011), por su parte, posee un tono algo más trágico, aunque no escapa a la apatía que impregna a la totalidad de la serie.