Sergio Lamanna
Bio
Nació en 1975 en Buenos Aires, Argentina. Estudió en la escuela de Cerámica Fernando Arranz la carrera de Técnico Ceramista y en la escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón el profesorado de Escultura. Realizó talleres con Juan Doffo y clínica con Luis Felipe Noé y Marcelo Pellissier. Becario en la Escuela de Proyectos en Arte x Arte con los docentes y artistas Augusto Zanela, Manuel Ameztoy, Sergio Bazán y Horacio Zabala. Actualmente participa de la beca ABC con los docentes Claudio Ongaro, Lucas Marin y Marcelo Pelissier.
En el 2002, interesado en la anatomía social y la articulación, nace la serie Cuerpos Dóciles, dibujos móviles para manipular que con el tiempo fueron tomando volumen en el espacio y siguieron desarrollándose hasta la actualidad.
También con sus registros en video intervino diferentes espacios y colaboró con operas, conciertos de rock, programas y series de TV.
Boquitas Pintadas, en el CC Recoleta (Bs AS), en CC Nordeste (Chaco), En This Is Not a Gallery, en el CC de la Memoria Haroldo Conti ex ESMA., En Arte x Arte, La Casa de las Culturas (Chaco), en el MACSA (Salta) y en el G11 de Rosario. Santa Fe.
Statement
Soñar que se vuela
Ese sueño repetitivo de nuestra infancia lo fue también en la infancia de la humanidad. Sueño que encubría entonces y encubre aún hoy, la fuerte pulsión del deseo.
Cuando Dédalo fabrica alas para escapar del cautiverio del Rey Minos, une las plumas con cera e instruye a su hijo Ícaro sobre la mecánica del vuelo que van a emprender: no debe volar muy alto, no debe acercarse al sol porque el calor derretirá la cera y lo hará caer. El fuego -el sol- era entre los griegos símbolo del conocimiento, propiedad exclusiva de los dioses. Ícaro,
impulsado por el voraz deseo de conocimiento, desoye las instrucciones de su padre y se acerca al sol. Todos conocemos el final de esa historia. Los dioses son guardianes celosos de sus posesiones. No nacemos para volar, no estamos destinados a poseer el conocimiento de los dioses.
¿No lo estamos?
El científico, el filósofo, el artista, quieren acercarse al sol. Cada uno elige una mecánica para ese vuelo y a veces logran atrapar algo de ese fuego, y sea cual sea el precio, para ellos estará justificado.
Sergio Lamanna nos muestra sus artilugios, sus mecanismos, sus dispositivos, en los que parece palpitar el espíritu de Da Vinci. En síntesis, estamos ante un catálogo de sus obsesiones.
2.5 x 4m / 98.4 x 157 in